Las frutas han sido, son y
serán siempre base fundamental de nuestra dulcería. Ya desde los tiempos
precolombinos se conocían dulces hechos de frutas. Con la influencia
arábico-andaluza y africana, el repertorio de postres creció y comenzó a formar
parte de las costumbres de los hogares venezolanos.
Muchas
combinaciones frutales permiten la preparación de la mayoría de la dulcería
seca, que no es otra cosa que postres de consistencia sólida y seca, pero con
una rica gama de sabores. Entre estos tenemos:
La Conserva. Preparada con una base de almíbar
(de azúcar o papelón), de la que existen varias versiones, de acuerdo a la
fruta utilizada; conserva de coco, de apio, de batata, etc.
Los alfondoques. Son dulces de papelón
blanco, semillas de anís y jengibre.
Los suspiros. Nombre con el que se
conoce a uno de los dulces más representativos de nuestra gastronomía. Hechos
con huevo, azúcar, fécula de maíz y sal.
Besos
de coco. Simpático nombre para un dulce que nos roba el gusto en el primer
bocado. Su base consta de coco, y al que también se le agrega harina y papelón.
Dulces
abrillantados. Típicos de Mérida, se preparan con leche, azúcar, colorante
vegetal, y en algunos casos, un poco de ron. Aparte de su sabor, destaca el
brillo de su textura.